jueves, 22 de diciembre de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino




"Aquel día, el sermón del Maestro se redujo a una sola y enigmática sentencia.


Se limitó a sonreír con ironía y a decir: «Todo lo que yo hago aquí es estar sentado en la orilla y vender agua del río». Y concluyó su sermón.


El aguador había instalado su puesto a la orilla del río y acudían miles de personas a comprarle agua. Todo el éxito de su negocio dependía de que aquellas personas no vieran el río. Cuando, al fin,  vieron, él cerró el negocio.


El predicador tuvo un enorme éxito. Venían a él por millares a adquirir sabiduría. Cuando obtuvieron la sabiduría, dejaron de acudir a sus sermones. 


Y el predicador no podía ocultar su satisfacción, pues había logrado su propósito, que no era sino el de retirarse lo antes posible, porque en el fondo sabía que él tan sólo ofrecía a la gente lo que ésta ya poseía, con tal de que fuera capaz de abrir los ojos y mirar. 


«Si yo no me voy», dijo Jesús a sus discípulos, «no vendrá a vosotros el Espíritu Santo».


Si hubieras dejado tan resueltamente de vender agua, la gente habría tenido más posibilidades de ver el río.»


Anthony De Mello







***













"Existen paralelos llamativos entre las técnicas físicas recomendadas por los hesicastas bizantinos y las empleadas en el yoga hindú y en el sufismo. 


¿Hasta qué punto las semejanzas son el resultado de una mera coincidencia, de un desarrollo independiente aunque análogo en dos tradiciones distintas? 


Si hay una relación directa entre el Hesicasmo y el Sufismo –y algunos de los paralelismos son tan cercanos que la mera coincidencia parece excluirse-, ¿qué parte se ha apropiado de la otra? Hay aquí un campo fascinante para la investigación, aunque la evidencia es quizás demasiado fragmentaria para permitir una conclusión definitiva. 


Sin embargo, no debería olvidarse un punto.»

Kallistos Ware-El poder del Nombre


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