miércoles, 30 de agosto de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



«¿Cómo puedo obtener la iluminación?», preguntó un impaciente discípulo.
 «Ve la realidad tal como es», le dijo el Maestro.

«¿Y qué puedo hacer para ver la realidad tal como es?»

El Maestro sonrió y dijo: «Tengo para ti una buena y una mala noticia, querido».

«¿Cuál es la mala noticia?» «Que no puedes hacer nada para ver. . . ; eso es un don».

«¿Y la buena noticia?» «Que no puedes hacer nada para ver. . . ; eso es un don».

Anthony De Mello






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"Puede parecer que este modo de vivir es el más perfecto; pero hay un paso más, que es la maravilla de las maravillas. Igual que el primer escalón consiste en vivir sólo humanamente, el último escalón consiste en vivir sólo de fe. 


No es que la fe y la vida estén juntas, es que sólo existe la fe; la vida ha quedado diluida en la fe, como el azúcar en el café.


Esto es el resultado de creer las realidades sobrenaturales con tal fuerza que no se añore ni se desee otra cosa que vivir en la fe y de la fe, en vez de añadirle la fe a la vida ordinaria como si fuera un apéndice de ella. 


Es a lo que se refiere la Escritura cuando nos dice: «El justo vive de la fe» (Heb 10,38; Rm 1,17; Hab 2,4). ¡El justo, el santo, vive de la fe! ¡Se alimenta de la fe, respira la fe, ama en la fe, siente en la fe y trabaja en la fe! 


Es la vida que surge de la cruz de Cristo y, con la fuerza de su amor, nos une a Él por medio de nuestra cruz: «Estoy crucificado con Cristo. Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Gal 2,19-21).


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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