viernes, 2 de febrero de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino




"Dov Ber era un hombre poco común, en cuya presencia la gente temblaba. Era un célebre experto en el Talmud, inflexible e intransigente en su doctrina. 


Jamás reía, creía firmemente en la ascesis y eran famosos sus prolongados ayunos. Pero su austeridad acabó minando su salud. Cayó gravemente enfermo, y los médicos no eran capaces de dar con el remedio. 


Como último recurso, alguien sugirió: “¿Por qué no pedimos ayuda a Baal Sem Tob?”. Dov Ber acabó cediendo, aunque al principio se resistió, porque estaba en profundo desacuerdo con Baal Sem, a quien consideraba poco menos que un hereje. 


Además, mientras Dov Ber creía que sólo el sufrimiento y la tribulación daban sentido a la vida, Baal Sem trataba de aliviar el dolor y predicaba que lo que daba sentido a la vida era la capacidad de gozo.


Era más de medianoche cuando Baal Sem, respondiendo a la llamada, acudió en coche, vestido con un abrigo de lana y un gorro de piel. Entró en la habitación del enfermo y le ofreció el Libro del Esplendor, que Dov Ber abrió y comenzó a leer en voz alta.


Y cuenta la historia que apenas llevaba un minuto leyendo cuando Baal Sem le interrumpió: “Algo anda mal... Algo le falta a tu fe”.


“¿El qué?” preguntó el enfermo.


“Alma”, respondió Baal Sem Tob."


Anthony De Mello




***









"En esos casos hemos de saber que la verdadera oración no puede suplirse por nada salvo por el deseo de orar. 


Un deseo que es compatible con la imposibilidad de orar; y que entonces da lugar al dolor por no poder orar. 


Pero, evidentemente, este deseo no puede sustituir a la oración cuando se puede orar y no se hace; o cuando el conflicto entre la oración y determinada realidad que se le opone puede resolverse, aunque sea con dificultad; y entonces debemos resolverlo. 


No es extraño que el deseo de orar parezca quedar desmentido por la experiencia de dificultad o incluso imposibilidad para orar. 


Esto no puede ser obstáculo para la oración, sino la ocasión para mantener y acrecentar el deseo de orar y para unirnos al Señor en medio de las dificultades.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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