miércoles, 7 de febrero de 2018

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Un acaudalado labrador irrumpió un día en su casa gritando con voz angustiada:


“¡Rebeca, corre un terrible rumor en la ciudad: el Mesías está aquí!”. 


“¿Y qué tiene eso de terrible?”, le replicó su mujer. “Yo creo que es fantástico. ¿Qué es lo que tanto te preocupa?”.  


“¿Que qué es lo que me preocupa?”, exclamó el hombre. “Después de tantos años de sudores y de esfuerzos, al fin hemos conseguido ser ricos: tenemos mil cabezas de ganado, los graneros llenos y los árboles cargados de fruta... y ahora tendremos que deshacernos de todo y seguirle a Él... ¿y me preguntas qué es lo que me preocupa?”.  


“Tranquilízate”, le dijo su mujer. “El Señor nuestro Dios es bueno. Sabe cuánto hemos tenido que sufrir siempre los judíos. Siempre ha habido alguien que nos hiciera la vida imposible: el Faraón, Amán, Hitler... 


Pero nuestro Dios siempre ha encontrado el modo de castigarlos, ¿o no? Sólo tienes que tener fe, mi querido esposo. También hallará el modo de ocuparse del Mesías"


Anthony De Mello





***









"Recordemos que la oración verdadera no es el ejercicio por el que el ser humano intenta alcanzar a un Dios inalcanzable, sino el fruto de la presencia viva de ese Dios que se hace accesible y «más íntimo que mi propia intimidad». 


Orar para nosotros no es otra cosa que participar, a través del Espíritu Santo, de la permanente comunicación de amor entre el Padre y el Hijo. 


Sólo esa oración es verdadera en su más profundo sentido, porque posee la garantía de llevarnos a la auténtica comunión de amor con Dios y nos da la seguridad de su fruto más pleno. 


Si la oración se reduce al mero intento del hombre por alcanzar a Dios o a dirigirle peticiones arbitrarias, no tenemos derecho alguno a esperar auténticos resultados; pero si la oración es verdadera, no sólo podemos esperarlos, sino que hemos de disponernos gozosamente a recibirlos.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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